¿Qué socialismo estamos construyendo?  

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El discurso que el presidente dio en estos días desde la Academia Militar me impactó mucho por la sencilla razón de que ya él demarcó el nuevo debate; ya no es Capitalismo y Socialismo, sino ¿Qué socialismo estamos construyendo?. Eso es importante porque se nos ha pasado la pelota a nosotros y entiendo con eso que no debemos gastar más tiempo en atacar al capitalismo aunque sí el capitalismo que llevamos por dentro.


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    Quiero primeramente hacer una analogía bíblica para en corta palabras tratar de explicar lo que aquí escribo. Resulta que en la época de Moisés el cual había liberado al Pueblo de Israel del yugo egipcio bajo el poder de Dios. La dirección divina era recorrer el desierto y conquistar la tierra prometida. Según los historiadores, unas 3 millones de personas componía ese pueblo con Moisés como líder. Así fue. Pasado cierto recorrido y a cinco kilómetros de llegar a la tierra señalada, Moisés decide enviar a diez espías para que visualizase esa tierra y trajese todos los datos posibles, me imagino que para armar la estrategia de conquista.

    Los diez espías fueron y desde cierta distancia o mezclándose con la gente de esas tierras pudieron hacer en días su informe. Cuando volvieron al campamento israelí, reunieron a todo el pueblo y hablaron a todos. Hablaron primero ocho de los diez. Su informe fue trágico y pesimista. Decían que Dios los estaba mandando a su propia muerte. Que la gente de allí era gigante, que serían como langostas ante ellos. Que morirían, que era mejor haberse quedado en Egipto como esclavos. Aunque reconocieron que la tierra era muy fructífera y hermosa.

    Cuando le tocó el turno a los otros dos espías, entre ellos Josué (quien luego sucedería en liderazgo a Moisés) platearon una visión más positiva. Decían que había que creerles a Dios y a Moisés. Si Dios prometió esa tierra era sabio seguir adelante. Pero más pudo el informe negativo que el pueblo fue embargado por el miedo, el terror y los efectos secundarios fueron acusaciones a Moisés.

    Moisés deprimido consulta en el Tabernáculo –lugar que Dios ordenó antes construir donde Dios hablaría a Moisés. Pero el Señor estaba tan indignado por la incredulidad a su palabra que decidió que solo entrarían a la tierra prometida la generación de Josué y el otro espía, mientras que los que no creyeron vagarían por el desierto hasta que dejase de existir. Así fue. Faltando solo días para entrar a esa tierra, les duro luego 40 años dando vueltas por el desierto. La Biblia dice que hasta que no muriese hasta el último de esa generación incrédula no se entraría a la tierra prometida.

    Un historiador plantea que había como unos 12 mil funerales por día ya que la gente iba muriendo por tantas cosas; enfermedad, penurias, vejez. Luego de la muerte del último de es generación, después de la muerte de Moisés, Josué como líder llevo en días a su generación a conquistar esa tierra.

    Cuando leo esto me recuerda mucho lo que pasa dentro de Venezuela. No tengo la menor duda de que detrás de este proceso de cambios, único en el mundo y en la historia del mundo, que Dios está detrás de este proceso. Cómo es posible que un hombre como Chávez haya sido atacado en todos los sentidos y permanezca al frente. Que con toda la guerra oligárquica el proceso se consolidad cada vez más y ahora Chávez sea una figura creíble y a la vez odiada a nivel mundial. Tiene que ser Dios el que ha sostenido, en el corazón de millones de personas, este proceso. La historia que a diario se escribe es gloriosa y esto me recuerda las profecías que leí y evidencié de parte de profetas cristianos acerca del futuro inmediato de Venezuela.

    Una de esas profecías es aquella donde Dios dice que lo que comenzó con su hijo hace 200 años (Simón Bolívar) la culminaría en este tiempo. Es decir que el proyecto de Simón Bolívar en libertar a América Latina, tronchado por los errores de los que apoyaron al libertador, se haría ahora realidad. Si vemos todo lo que manifiesta nuestro proceso nos daremos cuenta que nuestros próceres estuviesen vivos continuando lo que aún no han terminado. No creo en eso de reencarnación, pero sí en proyectos divinos, y es lo que está pasando. No es casualidad que se hable de Misión Sucre, Bolívar, Zamora, etc.

    Es traer a la memoria e ideas la vida de todos aquellos que impulsaron un proyecto de libertad que ahora se dan las bases para su realidad. Querido usuario, la guerra planteada aquí en el país tiene fundamentos espirituales que muchos no se han percatado porque Dios o Cristo que mueve el corazón de Chávez, se ha propuesto culminar todo un proyecto en esta nación y por ende en todo el continente. Así lo veo y es un elemento más que me impulsa votar una y mil veces por el Presidente Chávez no importándome las fallas estructurales y de funcionarios en el poder.

    Esos errores se deben a mi parecer a una falta de sensibilidad espiritual de miles que siguen a Chávez quienes apenas tienen cierto liderazgo en el proceso o cargo ministerial, siguen copiando los mismos vicios de aquellos por los cuales nos estamos deslastrando. Hábitos y costumbres que vuelven a surgir como es el egoísmo, la falta de sacrificio, voluntad política de cambios, individualismo, etc. Es a lo que yo llamó la generación del desierto. Esa masa de personas, aún chavistas, que caen en el terreno del informe negativo, que son influenciados por el chantaje, la mentira y el pesimismo. Que hacen poco por ser coherente con lo que creen o escuchan de Chávez.

    Esa generación aún contaminada por el capitalismo que por dentro llevamos. Un peo cultural que pasarían años para abandonar. Tenemos que reconocer que los que tenemos 20 años para acá estamos estructuralmente formados en una cultura capitalista que se refleja en el individualismo, la malsana competencia, la burocracia, la flojera, la falta de creatividad e iniciativa para acelerar los cambios, el amor apasionado al dinero y a la comodidad, las divisiones y los pleitos y para no obviarlo la CORRUPCION. Esas cosas que frenan el proceso, lo hacen lento muchas veces.

    Esa generación que no verá en su desierto la tierra prometida que sí verán nuestros hijos y nietos. Muchas veces Chávez lo dice: “Serán nuestros hijos quienes disfrutarán de una Venezuela liberada, soberana, prospera y desarrollada”. Dios espero que muriese hasta el último de la generación incrédula para que la nueva generación entrase y disfrutará de sus promesas. Cuidado nos pase lo mismo a nosotros que por no querer cambiar sino seguir siendo el hombre viejo, la contrapartida del Hombre Nuevo, seamos nosotros mismos, nmo los de la oposición, los que echemos a perder el proceso.

    Eso se manifiesta fácilmente en un cargo institucional, en un partido político, en un Concejo Comunal, etc. Divisiones, chantajes, favoritismo, corrupción, tráfico de influencia, etc, que minan el proceso, hacen que otros renieguen y dejen de apoyar porque ya no creen en eso. Yo lo he palpado en muchos compatriotas que por causa del mal testimonio de otros, de funcionarios, líderes, caen en la incredulidad y el pesimismo y se apartan solo dando su voto a Chávez.

    Necesitamos hacer una revisión interno en nosotros mismos y saber hasta donde estamos o seguimos siendo victimas de la formación capitalista, cosa que no solo se puede medir por el apego a las posesiones sino a la forma de conducirnos, de liderar, de aspirar a cargos dentro y fuera del gobierno. Medir nuestra forma de hablar y de pensar. Saber hasta dónde estamos claros de este proceso revolucionario. Qué tipo de socialismo creemos levantar; el viejo de la Unión Soviética, el de China, el de Cuba o algo nuevo, reformado, distinto o mejor.

    Pero eso tiene que ir a la par con nuestras acciones, con nuestra conducta, con nuestra percepción. Aunque Chávez siempre sale trajeado en sus discursos ante embajadores, Congreso Nacional o Giras Internacionales, nunca deje de ser el hombre humilde, sabio, solidario, sensible y apasionado por la lucha revolucionaria. Pero uno ve a líderes partidistas que se rodean de guarda espaldas, se encierran en sus frías oficinas con su sequito de líderes o elite. Cosas así.

    Cuando se plantea lo del HOMBRE NUEVO creo que se hace referencia a depurarnos de todas las costumbres de donde fuimos desde pequeños formados por el sistema. Le invito a ver la trilogía de MATRIX y allí se refleja algo así, el sistema irreal donde pensamos quedarnos y vivir y no abrir los ojos a la auténtica realidad, al sistema de mentiras. Siempre digo que con todas las obras que este gobierno haga, con todo lo invertido en infraestructura y economía, sino no hay cambios de vida en nosotros los revolucionarios, el proceso siempre estará en peligro.

    Ante una oposición destruida y disminuida, el mayor peligro es nosotros mismos si no decidimos cambiar, si nos determinamos a ser como Cristo o por lo menos como Chávez quien ha entregado su vida por un proyecto liberador. Yo estoy en ese proceso y muchas veces me asombro de cuan capitalista soy en muchas conductas. Trato de cambiar, de corregir conductas, de cambiar mi lenguaje, de ser más coherente con lo que predico sobre la revolución. No es fácil pero es un ejercicio precioso. No solo eso trato de incentivar y sembrar valores en mi propia hija de 5 años para que su corazón cuando crezca más esté inclinado al amor a la gente, a perdonar, a comprender a los demás, a la misericordia, a la solidaridad, a reconocer en el otro gran valor.

    No es fácil porque crecimos pobres, explotados, con malos ejemplos y mal formados. Cuando pienso en la generación que murió en desierto me pregunto ¿Por qué?, simplemente porque ese pueblo incrédulo haría de la nueva tierra a conquistar otro Egipto en su tiempo. En vez de llegar ser una nación soberana, libre, en paz, se convertiría en una nación explotadora y peor que Egipto. De hecho si uno lee la historia de Israel en esos tiempos, sino fuese por el liderazgo y amor por Moisés, Dios mismo hubiese desaparecido de la faz de la tierra. De hecho cuando en el desierto levantaron un Becerro de Oro y desplazaron a Dios mismo, el Señor indignado le dijo a Moisés que los destruiría y levantaría de él una nueva generación.

    Dios es un Dios de generación, aunque ama y valoriza la vida por individuo, siempre tiene un proyecto de nación, eso explica porque se ha interesado tanto en Venezuela porque él sabe que al ser una nación estratégica, desde aquí se exportaría al mundo un nuevo rumbo en el mundo. Parece fantástico pero es una forma de interpretar a Dios quien es más de lo que el catolicismo nos ha enseñado. El más que nadie le interesa la vida de todos, y como sea impulsa proyectos de liberación nacional, sea por una persona como fue Ghandi, Martín Luther King. Bolívar, José Martí, Lula, Evo Morales, y Chávez.

    Dios no es loco y nunca deja de actuar entre las naciones. Ha sido tanto su amor y pasión por la vida humana que en la eternidad decidió desesperadamente por salvar la humanidad hacer algo que ni en la imaginación humana nadie hubiese tenido con un dios, como es HACERSE COMO UNO DE NOSOTROS. El más que nadie sabe y conoce a profundidad el corazón de Hugo Chávez quien ha levantado para culminar la obra libertadora de Simón Bolívar. Me importa un bledo que nadie crea lo que aquí digo, pero quine ha leído la Biblia por 21 años y ha estudiado la historia en relación con lo divino, sin duda alguna estamos siendo protagonistas de algo nuevo en el mundo. He decido pertenecer a la generación crédula y mis hijos entrarán a esa tierra prometida en Venezuela y en el continente.
    Julio César Colmenares
    Juliocesar1221@gmail.com

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