Doble matanza y pasto para escuadrones de la muerte
Categoria: Noticias 0 ComentariosRedacción Central, 26 feb (PL) Pudiera parecer una sorpresa el asesinato de los tres parlamentarios salvadoreños y el chofer que los conducía a Guatemala y, aún más, el crimen de los supuestos ejecutores -policías- del abominable hecho.
El pasado 19 de febrero, los diputados salvadoreños al Parlamento Centroamericano (Parlacen) Eduardo D'Aubuisson, William Pichinte y José Ramón González y su chofer, Gerardo Ramírez, fueron acribillados a balazos y luego incinerados. Aunque no es común que asesinen a un representante del Parlacen, es tanta la violencia en Centroamérica que cualquiera pudiera ser la víctima. Peor aún, todas las denuncias sobre ese flagelo quedan en la nada, particularmente las que advierten sobre la presencia de grupos de exterminio, paramilitares o escuadrones de la muerte, o como guste más llamárseles.
Más de una vez, la procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador, Beatrice de Carrillo, ha denunciado la probada existencia de tales bandas. La funcionaria asegura que existen informes sobre el funcionamiento de esas agrupaciones que ejercitan prácticas similares a las de los escuadrones de la muerte existentes durante la guerra civil en El Salvador y tras su terminación.
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"Cuando se habla de grupos de exterminio se implican grupos de poder económico, poder social, de capacidad de manejar gente, pagar armas y, sobre todo, consignas de impunidad", subrayó la procuradora, y agregó que existen dentro de la propia Policía.
En tanto, en Honduras, hasta el propio presidente, Manuel Zelaya, ha afirmado que escuadrones de la muerte financiados desde el exterior por el crimen organizado, con apoyo de autoridades locales, han provocado la cadena de asesinatos colectivos en el norte del país.
Según el gobernante, todo el pueblo lo sabe, pero nadie lo denuncia por miedo.
De Carrillo subraya que el hallazgo frecuente de cadáveres con signos de ejecución, como las manos atadas a la espalda, tiros de gracia, ojos vendados, o incluso los asesinatos colectivos, son muestras inequívocas de la presencia de esas organizaciones.
Por su parte, el ex jefe de inteligencia militar y secretario general del guatemalteco Partido Patriota, Otto Pérez Molina, aseguró que "hay escuadrones de la muerte dentro de la policía" que fueron creados para combatir el crimen organizado. Sin embargo, añadió que como pasa siempre con esas organizaciones, al operar en la impunidad e ilegalidad, se convierten ellas mismas en bandas criminales.
Sobre los sucesos de Guatemala, que han conmocionado a toda la región, De Carrillo asegura que con el asesinato de los cuatro policías implicados en la matanza de los diputados salvadoreños, podría quedar impune el crimen.
Es de una gravedad "espeluznante" el homicidio de los cuatro agentes, asegura la funcionaria, porque definitivamente conmina a pensar en los mandantes de altísimo rango capaces de dominar los sectores policíacos y ordenar una "ejecución".
Los presuntos asesinos de los parlamentarios salvadoreños fueron masacrados ayer en una cárcel de máxima seguridad de Guatemala. Según el jefe de la Dirección de Investigaciones Criminológicas de la Policía Nacional Civil de esa nación, Víctor Soto, los policías "fueron ejecutados a tiros en el interior de la prisión", por un comando fuertemente armado.
En la celda en que estaban, se hallaron vainas de balas disparadas con fusiles de asalto, y afirman testigos que no quisieron identificarse que los visitantes al penal fueron sacados a empujones por la guardia del presidio mientras entraban hombres armados. Al decir de la Procuradora, hay algunos con poder tan grande, que pueden permitirse el lujo de enviar un comando así a una prisión y también con tanto miedo a la verdad que prefieren la consecuencia de un hecho como este.
El presidente guatemalteco, Oscar Berger, admitió la corrupción imperante en las fuerzas de seguridad pública tras el brutal asesinato de los tres diputados salvadoreños y de su chofer.
Su par salvadoreño, Antonio Saca, confirmó que los policías involucrados tienen vínculos con bandas del narcotráfico.Se diría que los "sorpresivos" acontecimientos ponen en situación comprometida a los gobiernos de estos dos países.
Pero las estructuras de esas organizaciones criminales son tan fuertes que probablemente no sólo quedará impune el doble crimen, sino que continuará en la región como ave fénix el paramilitarismo, por la incapacidad gubernamental para contenerlo y el pasto que le propicia.
Odalys Troya Flores/PL
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El pasado 19 de febrero, los diputados salvadoreños al Parlamento Centroamericano (Parlacen) Eduardo D'Aubuisson, William Pichinte y José Ramón González y su chofer, Gerardo Ramírez, fueron acribillados a balazos y luego incinerados. Aunque no es común que asesinen a un representante del Parlacen, es tanta la violencia en Centroamérica que cualquiera pudiera ser la víctima. Peor aún, todas las denuncias sobre ese flagelo quedan en la nada, particularmente las que advierten sobre la presencia de grupos de exterminio, paramilitares o escuadrones de la muerte, o como guste más llamárseles.
Más de una vez, la procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador, Beatrice de Carrillo, ha denunciado la probada existencia de tales bandas. La funcionaria asegura que existen informes sobre el funcionamiento de esas agrupaciones que ejercitan prácticas similares a las de los escuadrones de la muerte existentes durante la guerra civil en El Salvador y tras su terminación.
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"Cuando se habla de grupos de exterminio se implican grupos de poder económico, poder social, de capacidad de manejar gente, pagar armas y, sobre todo, consignas de impunidad", subrayó la procuradora, y agregó que existen dentro de la propia Policía.
En tanto, en Honduras, hasta el propio presidente, Manuel Zelaya, ha afirmado que escuadrones de la muerte financiados desde el exterior por el crimen organizado, con apoyo de autoridades locales, han provocado la cadena de asesinatos colectivos en el norte del país.
Según el gobernante, todo el pueblo lo sabe, pero nadie lo denuncia por miedo.
De Carrillo subraya que el hallazgo frecuente de cadáveres con signos de ejecución, como las manos atadas a la espalda, tiros de gracia, ojos vendados, o incluso los asesinatos colectivos, son muestras inequívocas de la presencia de esas organizaciones.
Por su parte, el ex jefe de inteligencia militar y secretario general del guatemalteco Partido Patriota, Otto Pérez Molina, aseguró que "hay escuadrones de la muerte dentro de la policía" que fueron creados para combatir el crimen organizado. Sin embargo, añadió que como pasa siempre con esas organizaciones, al operar en la impunidad e ilegalidad, se convierten ellas mismas en bandas criminales.
Sobre los sucesos de Guatemala, que han conmocionado a toda la región, De Carrillo asegura que con el asesinato de los cuatro policías implicados en la matanza de los diputados salvadoreños, podría quedar impune el crimen.
Es de una gravedad "espeluznante" el homicidio de los cuatro agentes, asegura la funcionaria, porque definitivamente conmina a pensar en los mandantes de altísimo rango capaces de dominar los sectores policíacos y ordenar una "ejecución".
Los presuntos asesinos de los parlamentarios salvadoreños fueron masacrados ayer en una cárcel de máxima seguridad de Guatemala. Según el jefe de la Dirección de Investigaciones Criminológicas de la Policía Nacional Civil de esa nación, Víctor Soto, los policías "fueron ejecutados a tiros en el interior de la prisión", por un comando fuertemente armado.
En la celda en que estaban, se hallaron vainas de balas disparadas con fusiles de asalto, y afirman testigos que no quisieron identificarse que los visitantes al penal fueron sacados a empujones por la guardia del presidio mientras entraban hombres armados. Al decir de la Procuradora, hay algunos con poder tan grande, que pueden permitirse el lujo de enviar un comando así a una prisión y también con tanto miedo a la verdad que prefieren la consecuencia de un hecho como este.
El presidente guatemalteco, Oscar Berger, admitió la corrupción imperante en las fuerzas de seguridad pública tras el brutal asesinato de los tres diputados salvadoreños y de su chofer.
Su par salvadoreño, Antonio Saca, confirmó que los policías involucrados tienen vínculos con bandas del narcotráfico.Se diría que los "sorpresivos" acontecimientos ponen en situación comprometida a los gobiernos de estos dos países.
Pero las estructuras de esas organizaciones criminales son tan fuertes que probablemente no sólo quedará impune el doble crimen, sino que continuará en la región como ave fénix el paramilitarismo, por la incapacidad gubernamental para contenerlo y el pasto que le propicia.
Odalys Troya Flores/PL
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