"Nuestro socialismo es democracia"  

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Con énfasis en aclarar la esencia del proyecto bolivariano y las bases que sustentan al Gobierno que lidera, el presidente Hugo Chávez inició una franca conversación en la que respondió a las preguntas realizadas por la periodista Bárbara Walters, de la televisora ABC News de Estados Unidos, quien visitó Venezuela para abordar al jefe de Estado sobre asuntos fundamentales de la Revolución venezolana.

Por espacio de una hora la profesional del periodismo inquirió al presidente sobre diversos temas. A escasas horas de haber concluido su gira por Latinoamérica, que coincidió con la del presidente norteamericano George W. Bush, se produjo el encuentro, y al respecto versó una de las primeras interrogantes de Walters:

- Señor Presidente, en una escala de uno a diez, es decir, diez siendo lo mejor y el uno siendo lo peor, ¿cómo calificaría la visita del presidente Bush a América Latina, con qué número?

—Uno, siendo generoso, porque pudiera ser más bien “menos cinco”, si tú me permites una escala negativa. Pudiera ser negativa en muchos aspectos, pero quizás sea generoso y le pondría uno, respondiendo al marco de tu pregunta.

—El presidente Bush estuvo en América Latina tratando de promover la democracia, el capitalismo, y usted espera difundir el socialismo. ¿Quién está ganando? Sigue leyendo...
—¿Quién está ganando? Yo creo que está ganando la nueva era, porque yo no creo que el choque se trate entre democracia y socialismo, nuestro socialismo es democracia. Yo creo que aquí lo que está chocando es un viejo estilo de democracia de élites, democracia sin pueblo; y una democracia plena de pueblo, donde se construye la igualdad, la justicia, la libertad y el desarrollo social de los hombres y las mujeres, pero de todos por igual: igualdad, libertad, eso es democracia y eso también es socialismo. El socialismo no se contradice con la democracia, no, son parte uno del otro, es socialismo democrático, es democracia socialista.

—En esta conversación lo vi como un hombre muy digno, pero nosotros hemos escuchado que usted ha llamado al Presidente de los Estados Unidos “diablo”, “burro”, “borracho”, “mentiroso”, “cobarde”, “asesino”. ¿Qué quiere decir todo esto? ¿Qué intenta lograr con todos estos apodos o calificativos?

—De cuando en cuando he dicho esas cosas, he utilizado esos términos y creo que estoy recogiendo lo que muchos quisieran decirle al Presidente de los Estados Unidos, con un estilo que es muy personal. Sí, lo llamé “diablo” allá en Naciones Unidas, en alguna otra ocasión lo llamé “donkey” un poco por la ignorancia que creo que tiene acerca de las cosas que ocurren realmente en América Latina y en el mundo; si eso fuera un exceso de mi parte, bueno, lo acepto y hasta pudiera ofrecer mis disculpas (…). Ahora, ¿quién hace más daño?
El presidente de los Estados Unidos bombardea pueblos, invade naciones, en verdad están masacrando al pueblo de Iraq, por ejemplo: ¡eso sí es dañino en verdad!, yo lo que trato es de llamar la atención sobre la realidad en el mundo, utilizando palabras a veces bastante fuertes.

—Ahora, cuando usted califica de “burro” o de “borracho” al Presidente de Estados Unidos, usted quiere de alguna forma... ¿le gustaría ahora disculparse con el presidente Bush por estos calificativos?

—No. No se trata de disculparme o no, sólo los dejo allí para que cada quien los vea y los relacione con una realidad; pero de allá para acá habría que evaluar también, a mí se me ha llamado “la amenaza de los pueblos de América Latina” desde Washington, desde la Casa Blanca, desde el mismo Presidente de los Estados Unidos, la Secretaria de Estado, el Subsecretario para América Latina; me llaman “amenaza”, me llaman “dictador”, “violador de los derechos humanos”; es decir, de allá para acá viene también una andanada de ataques de manera permanente y que no tienen nada que ver con la realidad.
Nosotros siempre estamos defendiéndonos, y muchas veces contraatacando, yo quisiera que eso se acabara. Yo te comentaba allí, fuera de cámara, que con el presidente Clinton yo conversé personalmente, creo que fue en cuatro ocasiones y hasta por teléfono hablábamos; y nos dimos la mano y nos reíamos y discutíamos aquellos asuntos donde diferíamos, pero buscábamos siempre el acuerdo.
Desde que llegó el presidente Bush ha sido imposible: a mí me dieron un golpe de Estado y me lo dio Bush, a mí me secuestraron de aquí y casi me asesinan y fue Bush el que pensó, el que ideó y el que impulsó todo ese atropello contra Venezuela. Ojalá eso se acabe y aprendamos a convivir y a respetarnos, es lo que en verdad nosotros queremos.

—¿Hay otras circunstancias bajo las cuales usted podría invitar al presidente Bush a Venezuela?

—No. Nunca. Yo creo que Bush —lo dije allá en Buenos Aires— es un cadáver político, es un cadáver moral; afortunadamente le queda poco tiempo de gobierno. Creo que desafortunadamente fue elegido presidente de los Estados Unidos, creo que desafortunadamente para el mismo pueblo de Estados Unidos y para el mundo, aun cuando hay muchas dudas acerca de si él ganó o no ganó aquellas elecciones, donde hubo creo que casi dos meses en que no se conocía el resultado, quedaron muchas dudas, ¿no? Pero en fin, le queda poco tiempo, él está con el sol a la espalda, yo prefiero esperar un poco, tener paciencia y ojalá ustedes, los estadounidenses, tengan el buen juicio de elegir un buen presidente —o presidenta— para el próximo periodo, que podamos conversar y acordar planes conjuntamente en la lucha contra la pobreza, contra la miseria, contra las enfermedades, por la salud, por la educación, en la lucha contra el terrorismo, contra el narcotráfico, por buscar la paz en el mundo. ¡Ojalá podamos hacerlo!, pero no con este Presidente, ya no vale la pena, es imposible.

—Usted le dio muchos calificativos, muchos insultos al presidente Bush, pero él nunca mencionó su nombre, algunos pensaron que quizás Bush se comportó como todo un estadista. El señor Bush tomó una posición muy madura al no sentirse aludido por estos insultos.

—No, yo no creo que sea eso, yo creo que más bien es una táctica. Ahora mismo, antes de venir a conversar contigo, yo estaba viendo la transmisión en vivo de la rueda de prensa en México, terminando la gira, y la primera pregunta que le hace una periodista de La Jornada de México es sobre Chávez, sobre América Latina y sobre los contrapesos que Bush estaría buscando colocar para detener a Chávez, y él no responde a la pregunta, él se va por las ramas; yo creo que es que no quiere reconocer la verdad, porque no es Chávez tampoco: es que en América Latina los pueblos han despertado, ¡ya basta de tanta miseria!
En América Latina hay 200 millones de pobres, de ellos casi 100 millones de indigentes, y Estados Unidos —o su Gobierno— viene a seguir planteando que si el libre comercio, el libre mercado, las privatizaciones, el neoliberalismo: ¡esa es una de las causas de nuestra miseria! Nosotros proponemos otra cosa, buscar un camino alternativo.

Entonces los pueblos han despertado, no es Chávez, él lo que no quiere es enfrentar la verdad, se va por las ramas para desconocer una gran realidad. Él no tiene nada que buscar en América Latina, el Gobierno de Estados Unidos, el de George Bush, olvidó a la América Latina y ahí están los resultados, América Latina despertó y cada día hay más gobiernos que ponen distancia a las políticas de los Estados Unidos.

—Ahora, hablando de estos calificativos o insultos, usted también nombró a Condoleezza Rice, nuestra Secretaria de Estado, la llamó “analfabeta”, usted dijo que sufre de frustración sexual. Usted es un caballero. ¿Cuál es el objetivo de decir cosas tan insultantes, especialmente sobre una mujer?

—En verdad no es eso lo que yo he dicho. Aquí tú tienes que tomar en cuenta también una intención permanente de satanizarme, a mí se me dice “dictador”, “tirano”, “genocida”; se me da un golpe de Estado desde Washington, se mata aquí a más de 150, 200 personas en el golpe de Estado, se arremete contra Venezuela y nadie dice que eso es un atropello, ¿no? Ahora yo le respondo al presidente de los Estados Unidos o a la Secretaria de Estado con palabras duras y entonces se dice que es un atropello, desde ese punto de vista yo sería el atropellador y ellos las víctimas, y es al revés: nosotros somos víctimas del atropello.

Ahora, yo jamás le diría a ninguna dama en este planeta, sea quien fuere, que tiene algún problema sexual, no, eso es parte de la manipulación mediática; más bien he echado chistes sobre ella, que “le daría una flor”.

En una ocasión dije —tratando de utilizar el buen humor— que a lo mejor es que ella soñaba conmigo, porque era que todos los días me nombraba: “Chávez”, “Chávez”, “Chávez es una amenaza”, en el Congreso de los Estados Unidos, fue por Europa y dijo lo mismo; entonces yo tengo que responderle de alguna manera a esa dama, ojalá yo pudiera más bien conversar con ella, pero ellos no se atreven ni quieren conversar con nosotros y poner las cosas en su justo lugar. Para ella —como dama— mi respeto, para el Presidente de los Estados Unidos —como ser humano— mi respeto; pero vaya que están atropellando al mundo, están matando muchos niños, están bombardeando ciudades enteras en Iraq, en Afganistán; le han hecho mucho daño no sólo al mundo, al propio pueblo de los Estados Unidos. Cuarenta millones de pobres hay en Estados Unidos, ¿quién atendió a los damnificados de Katrina? ¿Quién atiende a los latinos?

Estaba leyendo ayer que capturaron a más de 200 guatemaltecos inmigrantes... ¡y les quitan los hijos, Bárbara!, ¡eso es horrible!, y eso lo hace el Gobierno de los Estados Unidos: dividir familias, eso tiene que ser muy doloroso para esos niños, para esas familias; no es su culpa, es de la miseria la culpa, deberían ver la realidad.

Prensa Presidencial/(Rafael Márquez)


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