Retos para el Movimiento Estudiantil Revolucionario  

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Nos llama la atención promover un balance coyuntural de lo que hemos venido siendo y haciendo como sector en el marco del proceso revolucionario venezolano, ya que los movimientos estudiantiles han jugado un papel importante en las luchas sociales en el mundo, las luchas independentistas, anticolonialistas, el mayo francés, la reforma de Córdoba, de Cancún, la lucha contra las dictaduras, el fascismo europeo, la guerra civil española, etc.

En la historia de nuestro país no ha sido menos importante la participación de la juventud universitaria y los movimientos estudiantiles en momentos cumbres como la Guerra de Independencia , la lucha antiperezjimenista, la participación en la lucha armada contra el régimen puntofijista, en las grandes movilizaciones populares contra la avanzada neoliberal adeco – copeyana y contra la privatización de las universidades.

No obstante, un apunte crítico a partir del análisis de la experiencia nos dice que el movimiento estudiantil de hoy se encuentra en posición de retraso en relación a otros sectores de la sociedad, especialmente el movimiento universitario.
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No ha podido consolidar el movimiento estudiantil universitario una organización que le permita dinamismo y posición de vanguardia (no de vanguardismo) ante los cambios sociales que impulsan los sectores populares en el país. Más se han organizado y avanzado comunidades y trabajadores(as) a través de distintas formas de encuentro, que el movimiento estudiantil universitario.

La Toma de la Sala de Sesiones del Consejo Universitario de la U.C.V., en el 2001 fue una manifestación de la lucha por la popularización y democratización de la educación universitaria. Sin embargo sentó referencias del desgaste y crisis del movimiento estudiantil. Quienes vivimos el evento - más tarde o más temprano - observamos y conocimos el declive del movimiento ante la falta de formación revolucionaria (no necesariamente teórica), las luchas intestinas por los liderazgos y la reproducción de los valores más individualistas y pragmáticos en la práctica política.

Un análisis serio debería llevarnos a profundas conclusiones que se devuelvan a nuestra práctica para enriquecer la acción estudiantil, sin embargo por ahora nos conformaremos con comentar algunas cosas que consideramos importantes a juzgar de experiencias concretas como la arriba mencionada:

- El movimiento estudiantil, como la sociedad en general ha sufrido la invasión de la cultura neoliberal quebrando la conciencia de solidaridad necesaria y espíritu unitario del colectivo, pero dada la extracción social del estudiantado universitario, este mal se potencia de tal forma, que el activismo y la militancia no pasan de ser la mayoría de las veces, una moda.

- Las estructuras y formas de organización tradicionales que mantuvieron en pie la resistencia estudiantil, no se adecúan a las nuevas dinámicas y circunstancias de nuestro país. Aunque siempre hay quien diga que “el problema no son las formas de organización, sino los sujetos”, las formas de organización tradicionales del movimiento estudiantil como de los viejos sindicatos y organizaciones obreras, reproducen la cultura capitalista, la división social del trabajo, la contradicción teoría – práctica y la democracia representativa. Quizás tenga que ver la tan cacareada conclusión de que “la estructura social determina la condición individual”.

- No ha habido interés en sistematizar e innovar metodológicamente, principios y técnicas que permitan la re-construcción programática del movimiento estudiantil de cara a los nuevos tiempos que vivimos como país, cuando avanzamos hacia la izquierda y contra el imperialismo, con activa participación popular.

- La formación marcadamente teoricista y sin sentido de complejidad en el movimiento estudiantil, nos dan como saldo una visión dogmática, mecanicista de la historia y una prepotencia que no permite aprehender de la sistematización de experiencias de lucha y de los valores constitutivos de nuestra cultura de resistencia indoamericana (como ha dicho el Presidente, nuestro socialismo es “indoamericano”). La dirigencia de izquierda en las universidades se forma en marxología, pero no aplica el método dialéctico. Lee “El Capital” pero no sistematiza lo que pasa en la realidad para crear nuevo conocimiento y por supuesto, como buena élite denigra de los valores culturales acuñados, promovidos y practicados en los sectores populares que favorecen el avance hacia el socialismo.

- Nos convertimos en una especie de aristocracia de izquierda. Nos empeñamos por ir a “formar” al “pueblo”, como si ese “pueblo” (que no es una masa inerte) no pudiera también formarnos y en ese sentido, la formación aparecería más como un acto colectivo[1] y que como una actividad mesiánica (los que van a enseñar a los que no saben).

- La concepción clientelar de la política que intenta “transformaciones” en el marco de las reglas y valores de la democracia capitalista, ha convertido a potenciales líderes, dirigentes estudiantiles y movimientos enteros en burócratas con “bozal de arepa”. Total que la crisis propia de la etapa neoliberal de nuestra historia trajo consigo la depauperación general de la sociedad y la política se convirtió en el mecanismo de sobrevivencia y ascenso social, fundamentalmente insistimos, de la pequeña burguesía.

La Universidad Bolivariana de Venezuela – Misión Sucre como punta de lanza del proceso de democratización de la educación universitaria, tiene un doble reto, por un lado ser referencia del nuevo modelo educativo robinsoniano, popular y socialista, y a la vez, ser un espacio en el que el movimiento estudiantil articulado con las organizaciones populares y de trabajadores(as) florezca sobre la base de valores auténticamente revolucionarios y colectivistas.

El movimiento estudiantil ubevista no debe reproducir a menos que quiera seguirle los pasos al movimiento tradicional, las prácticas manidas de la dirigencia estudiantil del pasado (con buen número de cosas y logros que reivindicar a pesar de todo). Tampoco se espera que bajo la excusa de “es que ahora somos gobierno” y “las universidades se acostumbraron a ser oposición”, el movimiento naciente pase a ser acrítico o gobiernero. Ni que se convierta en un aparato al servicio del gobierno, todavía heterogéneo.

Es importante el papel reivindicativo de los movimientos estudiantiles universitarios como forma de mejoramiento de las universidades que existen en pleno ejercicio del derecho a una educación de calidad, pero en este contexto no puede quedarse al margen del proceso de cambio de universidad, e incluso del paradigma que define esa “calidad” de la educación universitaria en función de unos intereses determinados.

Luchar por mejoras en la planta física de la universidad, por mejores servicios, por becas estudiantiles o la creación de plataformas de apoyo al Presidente Chávez son motivaciones políticas interesantes, pero no puede convertirse en el fin último de un movimiento estudiantil de avanzada cuando la lucha política se enfila hacia el cambio de paradigma, de universidades como claustro – o enclaustradas – a la universidad municipalizada como construcción popular, multicultural, diversa, con arraigo local y al servicio de las comunidades pobres y sectores populares.

Más importante que el cambio de autoridades de las universidades, nos parece el grado de compromiso de las autoridades con la participación política de estudiantes y comunidades en la construcción de la nueva universidad. El problema no es que uno se vaya y otro venga, sino como se desarrolla en el programa de gestión y se demuestra en la voluntad política, la materialización de lo que el Presidente llamó “la explosión del poder comunal”, que existe en nuestra Constitución desde el año 1999 en sus artículos 62 y 184, aunque las élites insistan en ignorarlo.

Este cambio de perspectivas debería ser el “campanazo” necesario para orientar la práctica política estudiantil en las nuevas universidades, incluso en las viejas.

Esto pasa por pensar nuevas formas de organización estudiantil, nuevos valores, nuevos principios metodológicos que permitan al estudiante encontrarse como un sujeto más en la lucha por una sociedad distinta, para que desde ahí deje de cuidar el “claustro” y el lugar privilegiado que le ha concedida la colonización y el capitalismo en la sociedad, sea estudiante de derecha o de izquierda.

O.R. Movimiento13deabril
23022007

“Alma Mater,(…) quieren que construyas máquinas para matar mariposas y evitar que vuelen llevando la luz”
Alí Primera


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