Cacería de brujas contra inmigrantes  

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En Taylor, Texas, hay cárceles privadas. Más de 200 niños sufren ahí un injusto cautiverio. Un sinnúmero de ellos o sus progenitores simplemente desaparecen, como ocurrió tras la redada masiva del 12 de diciembre del 2006, donde fueron arrestados casi 1 300 obreros indocumentados.

En Estados Unidos más del 10% de las familias tienen, por lo menos, uno de los padres sin ciudadanía estadounidense y un hijo que sí la posee.

Son apenas dos aspectos del drama que viven los millones de inmigrantes en esa nación de Norteamérica, quienes representan una importante pieza de la macroeconomía en el mercado laboral y no tienen el derecho a las prerrogativas humanas mínimas por ser eso: indocumentados.

Pero hasta ahora, frente al complejo panorama y las demandas, la respuesta de la administración del presidente George W. Bush ha sido la intensificación de los arrestos, deportaciones secretas, detenciones preventivas¼ , siendo usual la práctica del "abuso sistemático y tortura, toda una cacería de brujas contra millones de extranjeros, como parte clave del nuevo macarthismo lanzado con las llamadas leyes patrióticas", asegura en diálogo con Granma el profesor norteamericano James Cockcroft. Hay historias terribles. Según Cockcroft, existe una estrecha relación entre migraciones, destrucción de familias y terrorismo. El caso de Elvira Arellano es una de esas historias que se han levantado casi como un símbolo de las luchas de los inmigrantes.
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"Es una mexicana que cruzó la frontera en 1997 en busca de mejores condiciones de vida en Estados Unidos. Tuvo un hijo allí y fue arrestada y deportada a México, pero repitió su acción de cruzar la línea divisoria entre las dos naciones para llegar al Norte y luchar contra leyes injustas que provocan la separación de familias por cuestiones migratorias. Ella recibió hace poco una orden de deportación del Departamento de Inmigración, pero desafió la orden judicial y se refugió en una iglesia de Chicago", explica el también investigador y escritor estadounidense.

En la frontera entre Estados Unidos y México mueren casi 500 mexicanos cada año, mientras más de medio millón de trabajadores entran a EE.UU. anualmente en busca de mejores horizontes. Ante esta situación muchos se aprovechan "para garantizar y profundizar la falta de equidad, pues los empleadores o patrones amenazan a los inmigrantes con la deportación y esa constituye una forma de terrorismo", precisa Cockcroft.

A ello se le suma "el comienzo de la construcción de un muro de 1 125 kilómetros en la frontera, la eliminación o reducción radical de beneficios a todos los niños inmigrantes, el incremento enorme de gastos de papeleo para visas, residencia permanente o ciudadanía, la ley de comisiones militares del 2006, que anula el derecho de habeas corpus, autorización para construir más centros de detención por compañías privadas como Halliburton, la colocación de 6 000 efectivos de la Guardia Nacional sobre la frontera mexicana, que son solo algunas de las arbitrariedades y violaciones que se implementan", señala.

Pero también el gobierno norteamericano ha manipulado el fenómeno migratorio. "Es interesante el detalle —enfatiza— de que Bush frecuentemente dice que los que dan refugio a terroristas son tan culpables como el terrorista mismo. Sin embargo, George Bush padre, presionado por su hijo Jeb Bush indultó a Orlando Bosch, el exiliado cubano superterrorista, responsable junto a otro superterrorista, Luis Posada Carriles, de más de 30 actos criminales documentados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en especial por un hecho aún impune que es la voladura del avión civil cubano en 1976, donde perecieron 73 personas".

"Hoy por hoy la administración de Bush los sigue protegiendo —puntualiza—y no creo que sea descabellado pensar que los cambios que ha propuesto el actual gobierno para facilitar la residencia permanente de individuos de algunos países 'que han ayudado materialmente a grupos rebeldes o cuya residencia ha sido prohibida debido a leyes antiterroristas', podría ser la posible solución final del problema que la familia Bush tiene con Posada Carriles. Esa es una clara conexión entre terrorismo y las leyes migratorias".

En su opinión existe, además, un "aspecto siniestro del terrorismo que no usa bombas como Posada las usó y tiene que ver con la emigración. Es el terrorismo psicológico, una forma de tortura bastante cruel. Es el terrorismo que siente gente como Elvira Arellano y su hijo Saulito. Es el que padeció el niño Elián González cuando fue secuestrado por la gente de Miami y es el que se aplica contra los familiares de los Cinco cubanos antiterroristas prisioneros en mi país al negarles o retardar las visas para las visitas".

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